Robert Walser, el paseo.
Leer a Walser en español es un lujo que poco podemos darnos los
argentinos. Los precios de SIRUELA son en euros y menos mal que los árabes
inventaron el numero 0 porque si no seria imposible traducirlos a nuestros PESOS NATIONAL GEOGRAPHIC, como le digo yo a la moneda
nacional desde que el niño Mauricio decidió despolitizarla y aprovechar la
sacada de Julio Argentino para también sacarla a Evita. Una de arena y cuarenta
de brea, ya saben de lo que hablo cuando se trata del perverso que tenemos de
Presidente.
Pero esta edición de El paseo
de Robert Walser es un lujo que si uno decide esquivar la pizza para la que ahorró
toda la semana y prefiere ese sábado quedarse con la panza vacía otra vez (pero
como no solo de pan…) y gastar los $390 de la grande de muzza en este libro, y se va a ir a dormir con el alma
repleta de una emoción incalculable.
Robert es el escritor sin el cual jamás habría existido Kafka, aunque
casi fue su contemporáneo, y lo sobrevivió mucho tiempo.
Es el escritor que inventó el flâneur de Walter Benjamin, pero que sencillamente
lo llamó Paseo.
Un escritor descomunal o no se,un escritor... ¿Cómo debería llamar al escritor de Jakob von Gunten, al escritor de Los hermanos Tanner, El ayudante, historias de amor, el Bandido, que decir si escribió un
libro más extraordinario que otro. Que calificativo ponerle a ese hombre que
tallo tantas memorables paginas con un lápiz chiquito en una letra apretada,
escritos que son algo que oscila entre diarios delirantes y no tanto, aguafuertes,
impresiones, no sé, Robert Walser. Con una prosa amable, encantadora, una prosa
mágica que se detiene en el saludo de dos personas, en el agitar de los sombreros
de paja, o en cosas asi, pero no tanto como Proust, sino lo suficiente como
para superarlo sin agotar la paciencia del lector, lo suficiente como para
superarlos a casi todos menos a aquel que
fuera sin lugar a dudas el escritor clásico mas importante de siglo XX, Franz Kafka.
Leer El Paseo es preferible que
salir a pasear por esta Buenos Aires tan triste, tan desolada, tan llena de
mentiras, tan llena de pseudo-revoluciones burguesas, de cacerolas que golpean
lo que ayer pusieron en silencio en las urnas, de gente que parece que se
despierta pero que creo que sigue dormida, lo digo desde esta oscura noche que
vivimos los argentinos: comprar este libro El
Paseo de Robert Walser y leerlo en Siruela grupal (Siruela acorde a la
tragedia Argentina), es un lujo que recomiendo darse. Van a leer el libro una y
otra vez, van a escuchar cosas de enorme magnitud porque la prosa de Walser
suena, se escucha, la oye el que tiene oídos para oir la finura, la sutileza,
la gentileza de escribir tan trasversal y felizmente bien:
“A la gente que va levantando polvo en un rugiente automóvil les muestro
siempre mi rostro malo y duro y no merecen otro mejor.
Piensan entonces que soy un vigilante o policía de paisano encargado por
elevadas autoridades y organismos de vigilar a los conductores, tomar el número
de los vehículos y denunciarlos después. Siempre miro sombrío a las ruedas, y
nunca de forma personal, puro principio de porque no comprendo ni comprenderé nunca
que pueda ser un placer pasar así corriendo ante todas las creaciones de
objetos que muestra nuestra hermosa tierra como si uno se hubiera vuelto loco y
tuviera que correr para no desesperarse miserablemente. De hecho amo el reposo
y todo lo que reposa. El ahorro y la moderación y soy contrario en el nombre de
Dios en lo más hondo de mi ser a toda prisa y atosigamiento”
Qué más puedo decir, que puedo agregar, queridos. Sólo que Desde esta noche tan oscura, titulo que
va a llevar mi próxima novela, cuando la publique en 2020, vuelvo al blog que
tantas alegrías les dio a ustedes, y qué tanto acompañamiento me dio de
ustedes. De una manera sencilla pero contundente: Robert walser es el nombre
que más tiene que abundar en la biblioteca de alguien que quiera tener fe en la
humanidad que quiera seguir adelante pese al enorme desaliento que dan los
varones y las mujeres de este país tan extraño, de este mundo tan triste, de
esta soledad tan necesaria.